sábado, 18 de junio de 2011

EL DÍA "E". ¿"Sólo" o "solo"?

En el día del idioma español, que no falte una crítica a la Real Academia Española (¡UF! qué atrevimiento; perdonen, es sólo un sentimiento).

No saben ustedes qué decepción me produjo la noticia que trataba sobre el tema de las "modernas" normas de ortografía. Tan modernas ellas, que contribuyen a incrementar un uso simplista -más bien simplón- de nuestra lengua, empobreciéndola aún más; como si no tuviera poco con los sms, la cultura del mínimo esfuerzo y las consecuencias de una LOGSE mal entendida, mal implantada y reducida a mínimos, cuyo "producto" está resultando ser una enseñaza de pésima calidad con la excusa y el escape de la expresión sempiterna: "la culpa es del profesorado".

Como estamos viendo, a este paso, hasta la RAE va a contribuir a cargarse la riqueza del idioma español. Antes, una simple tilde servía para distinguir un adverbio de un adjetivo, un "sólo" de un "solo".
“Un hombre que vive solo” no llevaba compañía de tilde, pero cuando “sólo” podía sustituirse por “solamente” (en la mayoría de los casos) entonces podíamos utilizarla: “Sólo pude distinguir a un hombre que vivía solo”, por ejemplo. Y debíamos hacerlo en los casos de confusión, como en los ejemplos: "pasaré solo este verano" (en soledad, sin compañía) frente a "pasaré sólo este verano" (solamente el verano actual).

Por desgracia, era una de mis tildes favoritas y, ahora, si la utilizo estoy cometiendo una falta de ortografía. ¡Vaya, esto sí es una contrariedad! Menos mal que pronto nada será falta ni existirá la ortografía porque, me da la impresión de que estamos abocados a que cada cual haga lo que le plazca. Así que me perdonarán mi pequeña rebeldía cuando escriba: "sólo en este blog se utiliza la tilde cuando estoy solo" (pero en este caso, no estoy "sola").

Dicho todo lo anterior, y hablando o escribiendo en serio, desde aquí, todo mi respeto a una institución que admiro, y a sus miembros, que son eminentes escritores. Y, a pesar de esta crítica que espero disculpen, todo mi sometimiento a unas normas que unen criterios para hacen del ESPAÑOL una lengua de la cual me siento orgullosa, fruto de la evolución de los pueblos y culturas que se fueron desmembrando del latín, pero de cuyo fondo no desenterraron sus raíces más profundas, viniéndose a enriquecer y a mezclar, como el barro del alfarero, con otras lenguas, hasta formar esta bella y completa pieza de cerámica. NO PERDAMOS ESTE MARAVILLOSO LEGADO SIMPLIFICÁNDOLO y... ustedes perdonen la rabieta.