martes, 15 de marzo de 2011

Dolor de cabeza, subida de tensión y estreñimiento

     Hoy mi madre se ha encontrado regular: dolor de cabeza, subida de tensión y estreñimiento. Le he dado lo habitual en estos casos y mañana avisaré al médico para comentárselo. Anoche no durmió nada (no sé qué le pasaría); yo tampoco, porque duermo con ella, pendiente de la temperatura y de su estado, y también para acompañarla. Hace mucho tiempo que no duermo. Alguna noche descanso pocas horas; siempre con un sueño ligero para captar cualquier señal de mi madre. Cuando se encuentra mal palmotea o dice frases sin sentido pero no sabe expresar qué le ocurre. No le doy ningún tranquilizante porque si lo hago pierde las fuerzas y se queda "drogui". Yo, por mi parte, mitigo los efectos del "insomnio" tomando vitaminas, jalea real y potingues similares, porque si no, paso el día por los suelos. Noto falta de memoria y cansancio. Me expreso de forma inadecuada, por lo que pido perdón a los que estéis leyendo estas palabras. Son  muchos los días, meses y años luchando en el frente del sufrimiento, la enfermedad y la vejez. Cuando la vejez conlleva una degeneración de este calibre, el frente consiste en acompañar a la persona en su camino hacia la muerte; todo lo contrario de la tarea de cuidar a un niño, a quien se acompaña en su crecer hacia la vida.

   Ya tengo el esquema de mi próximo libro. Por supuesto, no es lo que pensaba haber hecho en un principio por falta de tiempo y concentración. Me hubiera gustado componer poemas de más categoría, pero he tenido que utilizar composiciones antiguas sin corregir. Tengo el título también, y es realmente sugestivo. Estoy deseando verlo publicado. Os encantará.

   No penséis que me quejo de nada. Creo que estoy haciendo lo correcto. La indefinible ternura que siento por mi madre, un ser completamente indefenso que depende totalmente de mi, llena mi espíritu de felicidad. Parte del sufrimiento que experimenta mi corazón radica en la enorme RESPONSABILIDAD que cae sobre mi; más bien, que he asumido consciente de sus consecuencias. También experimento en esta aventura en la que estoy embarcada, una profunda SOLEDAD. Se trata de una soledad existencial, puesto que no me falta el apoyo de mi marido que, como ya expresé en otra entrada de este blog, está sufriendo también las consecuencias. Amo profundamente a mi madre y a mi marido -por supuesto, con amores distintos-. Ellos son mi vida, mi familia y mi hogar.