¿Cómo terminar mayo sin recordar a nuestro queridísimo Papa -ahora beato- Juan Pablo II y su devoción a María? El que quiso acabar con su vida sólo cometió un error: elegir un 13 de mayo -concretamente el de 1981- para perpetrar su maldad contra una persona, contra La Iglesia y contra el representante de Nuestro Señor.
Juan Pablo acabaría por consagrar el Mundo al Inmaculado Corazón de María en Fátima el 7 de junio del mismo año. En el acto de beatificación de Jacinta y Francisco, en presencia de Lucía, reveló el tercer secreto que la Virgen había comunicado a los tres pastorcitos en Cova Da Iria. Tras el atentado, el Papa había pedido que le trajeran el texto celosamente guardado en el Archivo Secreto del Santo Oficio, para leerlo y había decidido hacerlo público. Quiso ofrecer la bala a la Virgen de Fátima y se buscó un lugar para hacerle la ofrenda. Se decidió prenderla en la Corona y, con el asombro del joyero encargado, se encontró un hueco del tamaño exacto donde encajaba a la perfección la misma. Solo por precaución, se realizó un finísima soldadura.
TOTUS TUUS. Juan Pablo, ruega a María por nosotros, ruega a María por la Iglesia, ruega a María por el Mundo.
