sábado, 12 de febrero de 2011

Lágrimas y Oración

Señor: apiádate de mi. Mira cómo sufro, como sufren los míos, cómo sufre mi madre. ¿Qué he de hacer, Señor? A mi madre se le doblan las piernas, apenas puede hablar, no ve, no puede expresarse, se cae cuando la sujetan, como ya sabes, entre dos personas. El jueves, el médico la vio bien, pero yo la veo cada vez peor. ¿Espero al lunes para llamarlo? ¿Aviso a urgencias como en otras ocasiones en las cuales tras tomarla la tensión, verla el oxígeno en sangre y comprobar que reacciona cuando la llaman (aunque sea levemente), me dicen que está bien?
No sé si es la debilidad de haber tomado antibióticos o, lo más probable, un nuevo ICTUS aunque sea pequeño. Pero en ese caso tampoco han hecho nada en otras ocasiones y creo que nada van a hacer ahora. Sólo Tú sabes lo que hemos sufrido. Te pido, como te pedimos todas las noches, que no sufra, que esté bien (dentro de su cuadro extremo), y que el día que la llames todo sea rapidito, que no pase miedo. Ese día llévatela directamente Contigo y con Tu Madre. No la hagas esperar, que bastante ha pasado aquí abajo.

viernes, 11 de febrero de 2011

PRIMAVERA

Jueves. Un nuevo día de trasiego y zozobras. Mi madre, adormecida y floja; Manolo, todavía sin despegar, con los resquicios de dolores y la musculatura debilitada.

Hoy parece que despunta la primavera. Esta mañana el canto de los gorriones sonaba distinto, más intenso y alegre. Creo que el invierno empieza a remitir.

Añoro los días tranquilos y poder leer y escribir a pierna suelta. De momento me consolaré con este diario, aunque no use la pluma, mi instrumento favorito.

Tengo en mente abrir otro blog en el que pueda expresar mis sentimientos religiosos. Muchas ideas y poca acción. Siento un vacío muy hondo, pero también la inquietud por retomar viejos proyectos que salpiquen mi espíritu con el néctar de la ilusión.

miércoles, 9 de febrero de 2011

LOS COMIENZOS

El comienzo de este blog es algo vago. He de escribir y no sé cómo empezar. Me gustaría tener palabras para todos los días pero no tengo ánimos para un nuevo proyecto. Cierto es que hay algo en mente: una novela (que no soy capaz de retomar) y un libro de poemas (que me parece más próximo y tangible). Pero el espíritu está agotado con los problemas y preocupaciones de una realidad contínua, grave y dramática. Mañana será otro día, otro día de imsomnio, cansancio, desasosiego. ¿Hasta cuando? Quien sabe; tal vez fuera preferible que esta situación durase mucho, mucho tiempo.