miércoles, 9 de marzo de 2011

Mi esposo

     Después de tres, primero, y luego díez días en el hospital, mi madre se encuentra mejor, más despierta y animada y, no obstante, mi corazón se siente sobrecogido, gris, amorfo como el día. Noto la opresión producida por la responsabilidad y el cansancio. No sé si algún día podré recuperar mi ilusión.

   ¿Por qué el cuerpo de mi marido ha de acusar tan severamente todo esto? Siempre asumo las consecuencias de lo que hago o lo que decido, pero nunca pensé que le haría tanto daño al decidir cuidar a mi madre. Él lo asume con gusto por amor, pero yo siento una profunda tristeza. No quería hacerle daño. Pensé que el daño sólo lo recibiría yo.